sábado, 30 de septiembre de 2017

Zozobra

Estoy sentada en una balsa
Floto así, rodeada del agua que apenas se mece en un oleaje tibio y suave
tan gentil.

El sol brilla alto y pega de frente
cae directo a los ojos
hace fruncir el ceño
Siento el vaivén de las olas pequeñas y discretas que no cesan de valsar

Arriba,
         abajo,
un balanceo constante.


Sobreviene un leve mareo, una sutil angustia.


No hay viento, no hay nubes
todo pareciera pura calma
El aire tiene un ligero aroma a coco tostado
quizás demasiado tostado
Casi huele a humo, sí
el aire huele a humo  
El calor es intenso, comienzo a sudar

Arriba,
       abajo,
un movimiento incesante.  


Sobreviene un perceptible mareo, una evidente angustia.


El día es claro, la luz es potente
No hay nadie alrededor
no hay sonidos discernibles, pero tampoco hay silencio
Un ave sobrevuela de pronto
Miro al cielo
El ave se ha ido y su pluma cae pausadamente                                           
estiro una mano para alcanzarla
La balsa se mueve

Arriba,
       abajo,
un bamboleo imparable.


Sobreviene un ostensible mareo, una marcada angustia.


El sudor escurre por mi espalda y mi frente
inunda mi ropa y mis ojos
Es difícil no fruncir el ceño
Es difícil discernir lo que veo
La balsa se mueve

Arriba,
       abajo,
un oscilar inagotable.


La resolana cae tajante
El escozor invade cortante
No hay nadie en la cercanía
Los sonidos son ecos perdidos
son voces familiares y lejanas
voces que me llaman
La balsa se mueve

Arriba,
       abajo,
un balanceo inexorable.


La garganta está seca
Las manos se aferran a la orilla de la balsa que se mueve

Arriba,            Arriba,
       
          abajo.               abajo.


Los labios se sienten partidos
tiesos
La boca permanece cerrada
la voz, atrapada
La balsa se mueve

Arriba,
        abajo.


La falta de aire comprime los pulmones
La falta de alimento estruja el abdomen
La balsa se mueve

Arriba,
         abajo.


Las piernas se entumecen
Los pies buscan su tierra
La balsa se mueve


Arriba,                        Arriba,                          Arriba,
             
            abajo.                         abajo.                           abajo.




















martes, 12 de septiembre de 2017

Mundos paralelos o La vida desde el escritorio I

nosotros no aprendimos a vivir
¿por que sera?


Qué importa el acento
Qué importa la mayúscula
El chiste es que la historia exista
Sin historia, de qué sirve la buena ortografía


Nuestro mundo se quedó chiquito
Casi sin habitantes
Es como si viviéramos en un asteroide


He estado tratando de no usar los lentes
Dicen que mi córnea se está regenerando
Dicen que mi vista mejora cada día
Si me pongo los lentes,
¿No estaré limitando la capacidad de mis ojos?


Vivimos recorriendo los mismos caminos
De ida
De vuelta
Siempre a los mismos lugares
Siempre a las mismas horas
Pareciera un teatro montado para que nadie lo vea


La uñas
Las tengo largas
Me estorban
Se me ensucian
Pero odio cortármelas
Aunque no tanto como odio traerlas  largas


En diálogos de sordos
Con palabras mudas
Nos recitamos sololoquios
Nos contestamos haciéndonos preguntas
Para las que nunca tenemos respuesta


Ayer no me bañé
Antier tampoco
No sé cuándo fue la última vez que me lavé el pelo
Pero sé que todavía no estaba aquí
No había regresado


Levantamos muros
Nos rodeamos de espejos
Tratamos de moldear el universo
De la misma forma en que
Procuramos portarnos
Como un cierto tipo de persona


La taza de café está casi vacía
La nariz, tapada
El aire acondicionado, encendido desde temprano
En realidad no sé si ya empezó a hacer calor
Pero sería absurdo creer lo contrario
Tan absurdo como pensar que es posible


Cada día
Es un día que inventamos
Con tareas
Con quehaceres
Porque no queda más que seguir
No podemos dejar de intentarlo


Aprender
Entender cómo funciona


La vida


La historia


Y cómo se supone que


Hay que escribirla


Hay que vivirla