Estoy sentada en una balsa
Floto así, rodeada del agua que apenas se mece en un oleaje tibio y suave
tan gentil.
El sol brilla alto y pega de frente
cae directo a los ojos
hace fruncir el ceño
Siento el vaivén de las olas pequeñas y discretas que no cesan de valsar
Arriba,
abajo,
un balanceo constante.
Sobreviene un leve mareo, una sutil angustia.
No hay viento, no hay nubes
todo pareciera pura calma
El aire tiene un ligero aroma a coco tostado
quizás demasiado tostado
Casi huele a humo, sí
el aire huele a humo
El calor es intenso, comienzo a sudar
Arriba,
abajo,
un movimiento incesante.
Sobreviene un perceptible mareo, una evidente angustia.
El día es claro, la luz es potente
No hay nadie alrededor
no hay sonidos discernibles, pero tampoco hay silencio
Un ave sobrevuela de pronto
Miro al cielo
El ave se ha ido y su pluma cae pausadamente
estiro una mano para alcanzarla
La balsa se mueve
Arriba,
abajo,
un bamboleo imparable.
Sobreviene un ostensible mareo, una marcada angustia.
El sudor escurre por mi espalda y mi frente
inunda mi ropa y mis ojos
Es difícil no fruncir el ceño
Es difícil discernir lo que veo
La balsa se mueve
Arriba,
abajo,
un oscilar inagotable.
La resolana cae tajante
El escozor invade cortante
No hay nadie en la cercanía
Los sonidos son ecos perdidos
son voces familiares y lejanas
voces que me llaman
La balsa se mueve
Arriba,
abajo,
un balanceo inexorable.
La garganta está seca
Las manos se aferran a la orilla de la balsa que se mueve
Arriba, Arriba,
abajo. abajo.
Los labios se sienten partidos
tiesos
La boca permanece cerrada
la voz, atrapada
La balsa se mueve
Arriba,
abajo.
La falta de aire comprime los pulmones
La falta de alimento estruja el abdomen
La balsa se mueve
Arriba,
abajo.
Las piernas se entumecen
Los pies buscan su tierra
La balsa se mueve
Arriba, Arriba, Arriba,
abajo. abajo. abajo.