Algunas veces regreso
sin saber de dónde vengo
Pero sí sé que me fui
que no estuve
Sé
que a cierta hora volví
De golpe cae en mis ojos
todo el peso de la luz
cuando
recién los penetra
Como cuando
en las mañanas el sol
sin permiso
entra
O como esas madrugadas
en que
casi de la nada
se enciende dentro una llama
que aviva el calor del alma
Entonces veo mi cara
y fijamente me miro
Allí estoy
siempre en mi sitio
del que no me he movido