La luz del otoño es especial:
Ilumina, pero no deslumbra. Calienta, pero no quema.
Apenas si contrarresta el frescor del día.
Ilumina, pero no deslumbra. Calienta, pero no quema.
Apenas si contrarresta el frescor del día.
La luz del otoño huele a miel:
Es dorada, translúcida, casi líquida.
Y se resbala por entre las manos cuando tratan de tocarla.
Es dorada, translúcida, casi líquida.
Y se resbala por entre las manos cuando tratan de tocarla.
La luz del otoño acaricia, besa, canta como brote cristalino entre las piedras.
Viene despacio, bailando con la brisa
y rodea mis hombros y hace mi cabello a un lado para luego decirme al oído:
y rodea mis hombros y hace mi cabello a un lado para luego decirme al oído:
Terminó el verano… ¡Respira!